¿Qué es la baja respuesta ovárica?
Hablamos de baja respuesta cuando el número de ovocitos obtenido en una paciente durante el ciclo de fertilización in vitro es más bajo de lo esperado. Habitualmente los criterios que utilizamos para etiquetar a una paciente como baja respondedora son haber recogido 3 o menos ovocitos y tener marcadores de reserva ovárica (fundamentalmente AMH y RFA) extraordinariamente bajos.
El hecho de que estas mujeres respondan de forma deficiente a los protocolos de estimulación hace que sus opciones de éxito se vean comprometidas y que en ocasiones se planteen la posibilidad de abandonar los tratamientos y finalizar su vida reproductiva sin hijos.
Por eso es tan importante una evaluación global de su caso por un equipo multidisciplinar. Ginecólogos, genetistas, embriólogos y especialistas en biología molecular con bagaje no solo asistencial sino también investigador deben diseñar una estrategia que de forma personalizada optimice las posibilidades de conseguir el nacimiento de un recién nacido sano.
Desde la realización de pruebas diagnósticas que descarten causas de baja respuesta que puedan amenazar la salud de la paciente hasta test genéticos que minimicen los riesgos para el futuro niño o incluso ayuden a decidir la mejor estrategia de tratamiento.
¿Padezco baja respuesta ovárica? ¿Cómo he de tratarla?
La vitrificación es una técnica que virtualmente evita la formación de cristales de hielo, el principal problema asociado a los procesos de criopreservación. Su incorporación como técnica de rutina en los laboratorios ha contribuido a mejorar los resultados enormemente respecto a otras técnicas empleadas tradicionalmente, especialmente en el caso de los ovocitos, permitiendo alcanzar tasas de supervivencia muy elevadas. Estos avances han redundado en un claro beneficio para muchas pacientes, incluidas aquellas con una baja respuesta a la estimulación ovárica. En estos casos una alternativa consiste en criopreservar los ovocitos obtenidos en sucesivas estimulaciones ováricas para acumularlos hasta alcanzar un número adecuado, similar al que podría esperarse en una paciente normorrespondedora, y fecundarlos posteriormente todos al mismo tiempo. De esta manera el número de embriones disponibles se vería aumentado, así como las posibilidades de conseguir un embarazo.
La estrategia para conseguir ovocitos en pacientes bajas respondedoras debe salirse de los protocolos de estimulación convencionales. El abordaje individualizado es clave. En ocasiones la preparación en el ciclo previo con fármacos adyuvantes puede mejorar la respuesta de la estimulación. En otros casos la utilización de protocolos suaves puede optimizar la respuesta.