La mayoría de los embarazos pueden transcurrir sin mayores incidentes. Sin embargo, en algunas ocasiones, se pueden presentar problemas leves, o tan severos, que comprometen la vida de la madre o del niño.
Es por ello, que esta etapa requiere de responsabilidad especial y un estricto seguimiento, para identificar en lo posible, y de manera temprana, todas las situaciones anormales que se presenten durante la misma, intervenir para corregir las anomalías y lograr un feliz parto.
1. Aborto natural:
De cada cien embarazos que comienzan, la mitad se pierden antes de la semana doce. Es una selección natural del organismo de la mujer.
2. Infecciones:
Las mujeres embarazadas son más susceptibles a contraer infecciones en las vías urinarias o respiratorias. Lo que puede ocasionar que las bacterias se le transmitan al bebé.
3. Preeclampsia:
La paciente presenta presiones arteriales elevadas con pérdida de proteínas en la orina. Generalmente esto se presenta después de la semana 20 del embarazo. Si no se trata esta condición, puede llevar a problemas renales, ruptura hepática o a un derrame cerebral. Es por eso que existen unidades específicamente para manejar a mujeres en alto riesgo de embarazo, realizándoles consultas más seguidas.
4. Hemorragias:
Se presenta porque hay un desprendimiento prematuro de la placenta (abruptio placenta) con posibilidad de hemorragias muy serias. Otra condición que puede aumentar la posibilidad de sangrado es la placenta anormalmente implantada (placenta previa), localizada muy abajo en la cavidad uterina cerca al cérvix (parte inferior del útero). Por último, puede haber hemorragias en el momento del parto, independientemente de si el nacimiento es natural o por cesárea. Sin embargo, un número importante de embarazadas que presentan hemorragias al momento del parto, no tienen factores de riesgo previos que permitan sospechar la posibilidad de que se presente una hemorragia de consideración.
5. Embarazo ectópico:
Se desarrolla fuera del útero, usualmente, en las trompas de falopio. Esta situación es amenazante para la vida de las mujeres, ya que a medida que el embarazo crece las trompas podrían llegar a explotar.
6. Diabetes gestacional:
Elevación del azúcar en la sangre y por lo general aparece en la mitad del embarazo.
7. La edad:
En las adolescentes hay mayor riesgo de desarrollar trastornos hipertensivos, anemia o partos prematuros. También por circunstancias sociales, de tener embarazos no controlados adecuadamente, o de padecer enfermedades de transmisión sexual que pueden afectar su salud y comprometer el desarrollo del mismo. Por otra parte, las mujeres que tienen su primer embarazo después de los 35 años también tienden a riesgos como trabajos de parto más prolongados, posibilidad de hemorragias durante el parto y mayor probabilidad de terminar su embarazo por cesárea.
8. Posición incorrecta:
El bebé se asoma con las nalgas, los pies o ambos por el canal del parto, haciendo que se dificulte y sea necesario realizar una cesárea. No obstante, si la madre ya ha dado a luz antes, su pelvis es ancha y la cabeza de su bebé pequeña, puede parir por vía vaginal.
9. Condiciones preexistentes:
La obesidad, la desnutrición o enfermedades como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, problemas renales, enfermedades autoinmunes como el lupus y el hiper o hipotiroismo (la glándula tiroides no produce suficiente hormona tiroidea), pueden empeorar el proceso del embarazo, e incluso, comprometer la vida materna.
10. Sufrimiento fetal:
El cuello del bebé puede enredarse en el cordón umbilical, ocasionando sufrimiento fetal. Pues interrumpe el flujo de oxígeno del bebé. Es necesario hacer una cesárea de emergencia para prevenir lesiones.
Es por eso que en Gynemedic México, recomendamos dar seguimiento constante a lo largo del embarazo para así poder prevenir todos estos riesgos y disminuir en gran medida sus complicaciones.
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