Un factor adicional a tener en cuenta en la endometriosis es la nutrición. Como sabemos esta patología está relacionada con alteraciones inmunitarias que favorecen una inflamación crónica y se ve potenciada por la exposición a estrógenos.
Es conocido que algunos alimentos tienen efectos sobre la inmunidad, la inflamación y el estrés oxidativo.
Realizamos una valoración y asesoramiento nutricional con el fin de potenciar los recursos naturales en la lucha frente a la misma y así ayudar a modular la progresión y la sintomatología asociada (dismenorrea).
Se ha postulado un papel de la dieta en el desarrollo de algunas enfermedades hormono-dependientes como el carcinoma de ovario o endometrio y algunos tipos de quistes de ovario. La endometriosis es una enfermedad hormono-dependiente donde la dieta puede jugar un papel en su aparición, evolución/progresión y en la sintomatología asociada.
Lamentablemente, los estudios de que disponemos utilizan como base encuestas nutricionales de mujeres diagnosticadas de endometriosis (la mayoría por laparoscopia) y las comparan con una población control. Estos estudios encuentran resultados contradictorios, probablemente porque los hábitos nutricionales “actuales” de las mujeres ya diagnosticadas de endometriosis no sean los mismos que tenían cuando la enfermedad se estaba gestando y probablemente el hecho de tener dolor abdominal haya contribuido a evitar determinados alimentos en un intento de disminuir la sintomatología1.
Por ello tenemos que basarnos en datos obtenidos de estudios en animales de experimentación y/o datos indirectos en humanos.
Las recomendaciones nutricionales vienen además de la mano del conocimiento del efecto de determinados alimentos sobre las alteraciones inmunitarias y el estrés oxidativo.
En general se trata de aproximarse a una dieta saludable con las siguientes recomendaciones generales:
- Asegurar el consumo de fruta fresca y verduras, por su contenido en vitaminas con efecto antioxidante, otros micronutrientes y fibra.
- Fomentar el consumo de proteínas de origen vegetal y pescados y disminuir el consumo de ternera y otras carnes rojas ya que pueden contener altos niveles de dioxinas y otros disruptores endocrinos e incluso hormonas (estrógenos almacenados en la grasa de estos alimentos)
- Fomentar el consumo de grasas saludables como el aceite de oliva.
- Aumentar el aporte de ácidos grasos poli-insaturados omega-3 (pescado y otros alimentos) que parecen ejercer un efecto inmunomodulador y reducen el estrés oxidativo.
- Reducir el consumo de grasas “trans” (alimentos procesados).
- Asegurar el aporte adecuado de vitaminas a través de la dieta en lugar de suplementos que son menos efectivos salvo en situaciones concretas.
- Disminuir o evitar el consumo de tóxicos potenciales como el alcohol y la cafeína.
En Gynemedic México realizamos un estudio mediante somatometría que nos permite evaluar el estado nutricional de forma cuantitativa y una encuesta nutricional mediante la que tratamos de averiguar los hábitos nutricionales de la mujer para posteriormente asesorar y adaptar su dieta a estas recomendaciones nutricionales generales de forma individualizada.